CIRCO ELECTORAL Y POLITICA
Alfredo Benavides, si el cómico, afirmó hace unos días que “el mejor programa humorístico del Perú son las elecciones y dura 3 meses”, lo dijo alguien que sabe de humor. Y es que las elecciones presidenciales y congresales próximas son eso: un circo. ¿Pruebas?, al canto. Ahí tenemos a Kuszinsky que toca la flauta y le tocan la “flauta”; a Castañeda, presentando, sin querer queriendo, a su “amuleto”; luego a varios candidatos en el “cortapelo toxicológico”; al candidato “huevo duro” y a cultos candidatos de Harvard y Oxford, expresarse con groserías como “me tiran un montón de mierda”. ¿Qué más veremos de estos candidatos convertidos a estas alturas, ya en “cómicos ambulantes”? Lo que no vemos, ni veremos en esta “fiesta electoral” es a políticos e ideólogos realizando educación política entre la juventud y la población. ¿Para qué?, si la ignorancia y el show, son mejores - para la explotación- , pensaran estos candidatos.
Con esto se demuestra que la burguesía carece de partidos políticos con alta filiación ideológica y militantes que se entreguen a sus ideales, ennobleciendo y dignificando el quehacer político, sencillamente porque no quieren el gran cambio que cambie, sino el pequeño cambio que no cambie nada. Allí vemos a sus candidatos cambiando de camiseta partidaria cuantas veces pueden, por Dios y por la plata; a sus caudillos, en torno a los cuáles se arman remedos de partidos. Fijémonos sino, en la mayoría de símbolos de estos partidos (“K”, “PPK”, “O”) con las letras de sus nombres. ¿Y su ideario? Son caudillos que congregan a politiqueros corruptos. Total, si la gran burguesía vende al Perú, porque no vender y comprar conciencias, como en lo mostrado brutal y humorísticamente en los vladivideos e impulsados por la divisa verde: “la plata llega sola”. ¿Cuántos están intoxicados con el dinero de las trasnacionales que “invierten”? ¿Se harían una prueba? Cuentan con los medios de comunicación que cuestionan aspectos políticos secundarios de los candidatos: que Kuszinsky tiene nacionalidad norteamericana y ha jurado defender y servir a esta nación (cómo si los demás candidatos no tuvieran la doble nacionalidad); que Keiko pagó sus estudios con el dinero del Estado, hija de ladrón y asesino condenado (como si a los otros no les pagaran la campaña y no buscaran medrar del Estado); que Castañeda cometió irregularidades en la construcción de las obras y aumento los costos de estas obras sin transparencia; que Toledo es alcohólico y cocainomano; que Ollanta fue acusado de masacrar poblaciones indígenas. Ayer se nos hizo creer que el problema es la raza del candidato y se nos decía, implícitamente, elija libremente entre cholito, chinito y gringuito. Ahora, quieren hacernos creer que el problema es encontrar al candidato honesto frente a los corruptos. Esto sigue siendo parte del show.
El problema a dilucidar es: ¿a qué clase social representan y pertenecen los diez candidatos a la presidencia de la república? Por que en un político, su corrupción personal, es efecto de la clase a la cual pertenece y su raza sigue siendo la forma y no el fondo. El fondo es ¿con qué clase social se identifican estos candidatos?. ¿Por cuál clase laten sus corazones, aventuran sus mentes, sus conciencias y … sus vidas?. ¿Es por el pueblo peruano? Por supuesto que no. Si algo está claro y es indiscutible, es que todos ellos tienen como patria al capital. Todos afirman que seguirán la misma política económica neoliberal que plantea que “sin inversión extranjera no hay desarrollo posible”, o sea que si no dejas que entren los capitalistas extranjeros libres de impuestos, si no dejas que se lleven todas las ganancias sin dejar ni un nuevo sol en el Perú, si no dejas que se lleven el gas, el petróleo, se adueñen de los puertos, si no mantienes al “cholo barato” y flexibilizas los derechos laborales reduciendo las vacaciones a 15 días y eliminas las gratificaciones como lo están haciendo mediante el CAS en salud y educación; si no criminalizas las luchas laborales, entonces estás en contra del desarrollo económico (de la gran burguesía). Por consiguiente, el problema de estos candidatos no es un problema de raza, ni de individuo, sino de la clase social a la cual sirven.
No se avizora un gran cambio. A lo más, si es que la crisis mundial se sigue agravando y el pueblo se encrespa, se orientarán por Ollanta, ahora que ya tiene buena relación con la embajada norteamericana y se acerca a Lula. Ya Mariátegui lo planteó: “Ni la burguesía, ni la pequeña burguesía en el poder pueden hacer política antimperialista… La pequeña burguesía, sin exceptuar a la más demagógica, si atenúa en la práctica sus impulsos más marcadamente nacionalistas, puede llegar a la misma estrecha alianza con el imperialismo capitalista. El capital financiero se sentirá más seguro, si el poder está en manos de una clase social más numerosa”. (1)
Y entonces ¿qué hacer?. Elevar nuestra conciencia de clase trabajadora, de clase proletaria. Comprendamos que el candidato del pueblo no surge de las ánforas sino de la lucha. Y que el candidato-payaso se convertirá en el gobernante-verdugo de las clases explotadas, y del humorismo electoral pasaremos a la pena y amargura por el saqueo del país, por la corrupción y por la pobreza de muchos y la riqueza de pocos. ¿Cuál es nuestra tarea?, contribuir a la formación de líderes políticos y luchar, porque lo peor que le puede pasar a un país, no es un terremoto o un tsunami, que destruye y mata menos que el terremoto de la corrupción política sino, el analfabetismo político. Ya lo dijo Bertold Brecht: “El peor analfabeto es:/ el analfabeto político/ (…) No sabe, el iluso que:/ de su ignorancia política proviene/ la prostituta, el menor abandonado,/ el asaltador y el peor de todos los bandidos,/ que es el politiquero/ aprovechador, embaucador y corrupto, lacayo de las/ empresas nacionales y extranjeras”.
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(1) Mariátegui, José Carlos: Ideología y Política pág. 92 y 93